lunes, 3 de octubre de 2011

John Locke

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INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS ECLESIASTICOS
Filosofía del Conocimiento I
Profesor Titular: Pbro. Dr. Alfredo Vargas Alonso
Adjunto: César Humberto Acuña Espinoza



LECTURA DE TEXTOS IMPORTANTES EN EL DESARROLLO
HISTORICO DEL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO
 

John Locke
                Filósofo británico representante del empirismo[1] nacido el año de 1632 en Wrington, cerca de Bristol; estudió en Londres y Oxford, en donde se familiarizó con la tendencia nominalista de la filosofía escolástica. Se caracterizó por ser un pensador de múltiples intereses, pues junto a  la filosofía profundizó en la medicina, meteorología y otras ciencias naturales. Vivió desterrado en Holanda de 1683 a 1700, el período más fructífero de su vida, en él escribe su obra más importante “Ensayo sobre el entendimiento humano” (1690), obra con la que Leibniz se enfrentó detenidamente. Muere Essex el año de 1704.[2]
             El enfoque metodológico de Locke se encuentra fuertemente influenciado por Descartes, pues él también busca encontrar las fuentes más originarias del conocimiento y reducir los contenidos de conciencia a sus elementos primeros  y simplísimos, es decir, otro intento por dar con los contenidos inmediatos de la conciencia. Sin embargo Locke se distancia claramente de Descartes en tanto que no acepta la idea de los principios innatos.[3]
Con esto en mente se han de rescatar los siguientes elementos de su pensamiento, cuya importancia en relación con la asignatura es medular:
Concepto de idea
En general el empirismo operó una transformación en sentido y significado del término idea. En la tradición clásica, entendiendo por ésta la tradición inmediatamente anterior a la época ‘moderna’, el término en cuestión significaba, por una parte, una esencia general que platónicamente subsistía y daba fundamento a la realidad cambiante que sólo era el reflejo de aquélla, por otro lado, significaba el concepto que nacía como fruto de la abstracción pura. Más adelante, ya en la modernidad, Descartes utilizó el mismo término y le dio connotaciones meramente intra-subjetivas, es decir, la caracterizó como mera visión racional pura. Sin embargo para el empirismo este termino posee un  significado distinto pues es utilizado para referir cualquier contenido de conciencia ya sea conceptual, racional o sensible; es decir, todo contenido u objeto de conciencia, todo cuanto el espíritu percibe en sí mismo y todo cuanto puede ser objeto del mismo.[4]
En Locke las ‘ideas’ se dividen en dos tipos: ideas simples e ideas complejas. Por las primeras Locke entiende todo aquel contenido de conciencia proveniente de la experiencia; por las últimas se entienden aquéllas que se forman mediante la unión, comparación o relación de las ideas simples, sin que puedan producir nuevas ideas en el pensamiento, en otros términos esto equivale a decir que su contenido es la mera conexión, comparación, relación y síntesis de ideas simples.[5]
Fuentes del conocimiento
Para este inglés el conocimiento tiene como fuente la ‘experiencia’, que en opinión suya es dividida en dos tipos: exterior e interna. Por experiencia exterior se entiende la sensación en sentido estricto que sucede al momento en que son acogidas las impresiones sensibles de las cosas corpóreas. Por experiencia interior se entiende la reflexión, es decir, la autoconciencia de los actos, estados y vivencias del alma.[6]
Certeza
En opinión de Locke el grado más alto de certeza se alcanza a través del ‘saber intuitivo’, que a través de la comparación de las ideas, ve directamente su coincidencia u oposición.  
El segundo grado de conocimiento es el saber demostrativo que sólo alcanza a percibir la conveniencia de las ideas a través de representaciones intermedias. Se significa con ello un proceso demostrativo que procede por conclusiones y que conduce también a un saber seguro. La demostración no es tan fácil ni clara como el saber intuitivo, por lo que cada uno de sus pasos deberá estar fundado en el saber intuitivo. La principal utilidad de este segundo tipo de certeza es encontrar algunas normas concretas para la actuación, para algunas proposiciones matemáticas y para alcanzar un saber sobre Dios, cabe destacar que este conocimiento es postulado como necesario pero no procede de la experiencia.
Ahora bien es sumamente relevante señalar que en esta jerarquización del conocimiento el grado más ínfimo lo ocupa, paradójicamente, el saber sensitivo que alcanza la existencia de las cosas finitas exteriores  a través de lo percibido por los sentidos, pero que no aporta ‘ideas adecuadas’ de las mismas. Es necesario tener presente esta paradoja pues resulta esencial, ya que mientras Locke reduce todo conocimiento a la experiencia resulta que ésta aporta el grado más bajo de certeza, de donde se sigue que por encima del saber sensitivo el autor acepta una visión intuitiva del espíritu superior, esto explica el hecho de que la obra Ensayos sobre el entendimiento humano concluya con una orientación del pensamiento hacia la fe.
Sentido común
El sentido común es para Locke la autoridad última a la que se apela en filosofía. A diferencia de Descartes, que consideraba a la idea clara y distinta como el cimiento de toda ciencia, Locke considera que este tipo de ideas pueden llegar a ser falsas por lo que se hace necesario tener ideas conformes al sentido común.[7] De aquí se sigue que Locke entienda por sentido común la capacidad del espíritu humano para percatarse de la coincidencia u oposición de las ideas, lo que en ultiman instancia permite la elaboración de ideas complejas.
En este sentido la filosofía de Locke es una respuesta frontal a las paradojas abiertas por la filosofía de Spinoza y de Descartes, optando por una filosofía concreta y práctica y mostrándose escéptico frente a los sistemas especulativos abstractos y perfectamente ordenados propios del racionalismo.[8]


[1] El empirismo es lo opuesto al racionalismo. Común a ambos es el deseo de dar un nuevo fundamento a la filosofía haciendo de ella una ciencia en sentido estricto según el modelo de las ciencias exactas; para eso había que encontrar un punto de partida inmediato y seguro.  El punto de partida del empirismo es la experiencia, sin embargo hay que tener bien presente que reducida a mera impresión sensible, lo que termina por diluir la realidad en un complejo de manifestaciones sensibles, como en el caso de Hume. La patria de esta corriente es Inglaterra sus principales antecedentes son: Roger Bacon (1210-1292) y su scientia experimentalis;  y Guillermo de Ockham (1300-1349) con su nominalismo, doctrina que curiosamente invadió desde esa época la cátedra de Oxford. Sus precursores fueron Francis Bacon y Thomas Hobbes. Sus principales representantes fueron Locke, Berkeley y Hume.  Para mayo detalle: Cfr. CORETH, E., et. al.; “La filosofía de los siglos XVII y XVIII”, Herder, Barcelona, 1986, p. 65.
[2] CORETH, E., et al.; “La filosofía de los siglos XVII…”, pp. 73-74.
[3] N.B. Hubo dos grandes cuestiones que dirigieron la actividad intelectual de Locke: por una parte como es que los hombres pueden llegar a saber algo, o en otras palabras la cuestión de los alcances y límites del conocimiento; y por otra como es que los hombres deberían vivir, o la cuestión moral. De las dos, la mas importante es la segunda, pues dará la pauta para la respuesta de la primera. Por ello es sumamente importante tener presente que su planteamiento epistemológico y moral se encuentran estrechamente ligados. Ahora bien a este respecto hay que decir que el Ensayo sobre el entendimiento humano Locke trata de mostrar como es que los hombres pueden usar sus mentes para saber lo que necesitan saber y creer solo lo que deberían creer, porque está firmemente convencido de que los hombres son libres y que por lo mismo deben pensar y juzgar por sí mismos, de manera tal que la razón debe ser su ultimo juez y guía en todo; Locke pretendía mostrar a los hombres que un entendimiento racional de su lugar en la naturaleza requería que ellos viviesen como cristianos –por eso el último libro del Ensayo está dedicado a la revelación. Sin embargo sólo logró mostrar que un entendimiento racional de su lugar en la naturaleza no requería, ni requiere, que los hombres vivan en una moda particular. Peor aún la relación tan cercana entre las concepciones de cómo vivir y la historia de los lenguajes particulares y culturas del mundo pone todas las vidas de los hombres a la merced del desarrollo histórico de la cultura. Incluso si hubiese un Dios que haya diseñado el orden de la naturaleza como dispuesto para que todos los hombres vivieran armoniosamente dentro de él, ellos no podrían determinar sus concepciones de cómo vivir directamente de este orden  a través del ejercicio de su sola razón. En lugar de eso ellos deberían diseñar sus valores para sí mismos de la mejor manera que puedan, fuera de sugerencias más o menormente seductoras o amenazantes, a través de los propios poderes de la reflexión. A pesar de estas paradójicas consecuencias el papel de Dios y la revelación en el pensamiento de Locke es sumamente relevante porque, aunque se decanta por una fe más razonable que dogmatica, el suelo donde se cimenta la moralidad es precisamente el deseo y la ley de Dios.  Cfr. DUNN, J., Locke, Oxford University Press, United Kingdom, 1984, pp. I-IV y 60-65.
[4] Cfr. LOCKE, J., “Ensayo sobre el entendimiento humano”, FCE, México, 1986,  I,1, §8 y  II, 8, §7
[5] N.B. Lo importante de este planteamiento es la consideración de que algunas determinaciones o propiedades de las cosas dejan de corresponder a las cosas mismas. Este es el caso concreto de categorías de ideas compuestas del sistema de Locke: los modos, las substancias y las relaciones.  Es importantísimo hacer notar que dentro de los llamados ‘modos’ Locke distingue entre simples y complejos, y que dentro de los primeros se encuentran los conceptos de espacio –como representación simple de la extensión-,  y tiempo –como representación del cambio sucesivo-; mientras que dentro de los complejos se hallan conceptos como la sustancia –como sustrato cuya existencia es necesaria para la conexión permanente de cualidades primarias y secundarias-. La importancia de subrayar lo anterior radica en hacer notar que dentro del empirismo se operó, al igual que en el racionalismo, una de-sustancialización de dichos conceptos, preconizando así el sistema del idealismo alemán. Cfr., CORETH, E., et al., Op. Cit., pp. 76-78.  Véase también: LOCKE, J., Op. Cit., II, 25, §§ 4-8.
[6] Cfr. LOCKE, J., op. cit., II, 1,  § 1-5.
[7] Cfr. NEILL, T., Makers of modern mind, The Bruce Publishing Company, United States, 1958, pp. 102-105.
[8] Cfr. JONES, T., A history of western philosophy. Hobbes to Hume. Harcourt, Brace and World, United States, 1969, pp. 240-241.

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